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La culpa fue mía
Sabía que arriesgar es como tirarse de cabeza,
y salté.
Sabía que te movía esa sensación de falsa libertad,
cuando abrazas cuerpos ajenos,
y que a veces es mejor no conocer.
Fue mi culpa, por ingenua,
por pensar que podría haber algo
de luz entre el aleph,
agujero negro de besos.
Por supuesto que la culpa fue mía,
la culpa, pero no el castigo,
pues tú te perderás
entre la multitud de cuerpos,
mientras yo me encontraré
en la intimidad, con mi alma.
Puedo escribir los versos más tristes esta tarde.
Escribir, por ejemplo: «No recuerdo nada de lo que sé
y me miran, gandules, los autores, a lo lejos.»
Tradición o barbarie
Odio a los poetas muertos.
Cuando me miran,
con esa cátedra de locura.
Y me señalan
por las noches,
como si alguien los fuera a ver.
Y se piensan que mis temas son tópicos
que inventaron ellos.
La voz por ti dormida
Para amar no quiero acordes,
Ni memoria, ni tiempo,
Tan sólo este inmenso vacío
Que llena mis entrañas de tierra,
Tierra del paraíso perdido
Donde nos encontramos gimiendo
En día que la nada llamó a la puerta.
Para vivir no quiero castillos,
Ni poemas, ni canciones
Tan sólo un recuerdo efímero
De la esperanza ansiada.
Detrás de ti ya no estás tú
Ni siquiera tu recuerdo ya
Se te parece, tampoco el mío.
¡Qué pena tan grande vivir en los pronombres!
¡Qué pena tan grande deberte tanto
A alguien que ya no eres tú, ni yo!
Aquellas alegrías altas del querer
No están sino en el fondo,
Oscuro fondo, distanciado de los nombres.
Lo que dices me distrae de lo que somos,
Como castillos en ruinas, llorando
Las torres que cayeron forman ya
Parte de mí, como antes lo hicieron
Las promesas que no vinieron de ti,
Sino de los ríos y los soles del invierno.
Amor, hundimiento del mundo
Amarte siempre fue condenarnos
Querernos en una habitación
Fue como dejar de respirar.
Y aún así renuncié a la pasión
Cuando las palabras dejaron de llenarte.
¡Qué gran catástrofe fue quererte,
Pensar que te debía la voz!
El invierno se queda para siempre
En la mirada, y desde lo profundo
Pretende llegar a ti. Las almas
Dormidas de las noches que pasamos
Me recuerdan que ya no eres tú
Siempre otro, siempre diferente.
¡Como quisiera dejar de vivir en los pronombres!
¡Como quisiera volver al mar
de donde me sacaste, sombra de mí misma,
esperando que me nombraras!
Hija del Aleph
Cierren sus portátiles los hipsters,
apaguen los celulares los tuiteros,
llegó la hora de la muerte.
Olvídense de Amazon,
levanten la cabeza,
o llegará el final de la partida
con las cabezas incrustadas en el cristal.
Me aconsejó el sabio:
Escribe mientras puedas
para seguir viva siempre.
Entonces tuve que adaptarme
siempre desde lejos y siempre otra,
hija del Aleph, no volverás mañana
a ser tú misma.
Renuncien a esperar y vivan
desde ahora mismo.
Lectores entretenidos
Ahora que la ocasión acompaña a la lectura,
y las intenciones son insípidas,
resumamos las intenciones de este blog:
Provocar el desorden espiritual,
remover la conciencia existencial,
destripar los pensamientos primarios
y cuestionar los axiomas del alma.
Se trata de entretener, no de convencer,
de creer y de crear con las palabras.
Ante todo, el lector debe dejarse llevar,
pero no por la lógica, sino más bien por la música
de las palabras y los significados
que flotan para que les de forma.
Un buen lector debe colaborar a la creación poética
y aportar optimismo, o pesimismo,
según convenga.
El buen lector entiende el código que transmiten las palabras,
que no es el sentido de las palabras en sí,
sino más bien lo que representan.
Para ello el lector tiene que simpatizar con la obra
en la medida de lo posible.
El buen lector nunca subestima la palabra,
sólo así, la poesía cobra sentido.
Speech
Lo que sabemos hoy de la historia de ayer se lo debemos a las palabras, a las lenguas. Gracias a ellas conocemos los más grandes sucesos de la historia de la humanidad. Lenguas y humanidad enlazadas por un vínculo intrínseco. Así, el pensamiento lingüístico viene determinado por la capacidad del lenguaje que toda persona posee. Por consiguiente, el lenguaje, como facultad de persona, se actualiza con el sujeto que la exterioriza. Por esta razón no tenemos un resultado, sino miles y miles de lenguas.
Teoría M
Deja que descomponga las partículas,
en algo menos que nada,
diminuto, casi inexistente, espúmeo.
Dime, ¿acaso no es imaginación la física?
Misterio, magia y miedo.
Te pienso es todas tus posibles dimensiones,
trasparente y eterna, como cuando te conocí.
A sabiendas de no volver a ser la que fuiste
te confundiste con mi masa, cómoda y marmórea,
¡Ay de mí, confusa siempre!
Recae en mis hombros tu gravedad, intermitente,
y siento las vibraciones de tu corazón en el mío,
a través de nuestras cuerdas rojas.
La relatividad general nos está matando.
Metapoética
Te escribo para que existas,
querida alma dolorida,
cómplice de amor y desencanto,
cómplice de vida y muerte.
Te escribo para que sientas lo mismo que yo;
esta tormenta de desesperanza,
esta necesidad de un abrazo,
esta añoranza de un brindis.
Te escribo para que respires estas palabras
que te construyen mientras te nombro,
las mismas palabras con las que te maldigo
Te escribo para que existas en mi poesía,
cual recuerdo distante y ambiguo,
las mismas palabras, distintos sentimientos.
Te escribo.